Los miércoles son mis días libres y ayer aproveché
para verme con Nicole, una tica que está aquí en Jakarta (que yo sepa solo
somos cuatro en Indonesia). Se ofreció a pasar por mí y antes de llegar, me
escribió que ella y el chofer chocaron (es común que la gente que tiene
carro, tenga chofer), y estaba como en shock. Yo sabía que esto de fijo pasaba
a cada rato porque las calles son una locura, pero cuando nos vimos me explicó
lo que pasó y fue mucho peor de lo que pensaba…
Las motos andan como a 3 cm de los carros y es
normal, pero esta se acercó demasiado a la llanta izquierda de adelante y los
chocó. La moto salió para un lado y el señor se cayó en la autopista, y el
carro (es un fortuner) le pasó por encima con las dos llantas del lado
izquierdo. Dice Nicole que sintió donde el carro se levantó y ni tuvo tiempo de
reaccionar, que solo vio que él quedó tirado y los carros que venían atrás tuvieron
que pegar un frenazo para no volverlo a atropellar y el chofer en lugar de
parar, aceleró y se dio a la fuga… Se atacó a llorar y cuando Nicole le pidió
que llamara al 911, él solo respondió “police problems”…
Esto paso literalmente 5 minutos antes de
recogerme.
Cuando llegamos al restaurante, él le pidió
permiso a Nicole para ir a comer, cosa que nunca hace (me refiero a pedir
permiso), y creemos que de fijo en lugar de comer, se fue a rezar.
Fuimos a almorzar a un restaurante turco
buenísimo y después nos fuimos al Skye Bar, una terraza en el piso 56 del Grand
Indonesia (uno de los 7 mil malls que hay aquí). Está recomendado por
todo lado para extranjeros como uno de los mejores bares/restaurantes de Jakarta porque la vista es increíble y el lugar es muy bonito, pero súper turístico.
Nos quedamos tomando sangrías hasta la noche
(obviamente los tragos más caros que hay en la ciudad, la cuenta salió en 200,000 ruphias,
que son como $20) y el tiempo se nos fue volando.
Estuvimos hablando de las cosas que nos
parecen locas, como eso que pasó de camino a recogerme, como que cada vez que
llueve todo se inunda y la gente saca hasta lanchas a la calle, como que no
soporto todavía ver a la gente comer con las manos, como aquí los aviones se
estrellan y a nadie le parece raro, palabras en bahasa que hemos aprendido, la
obsesión de los asiáticos con los grupos de pop coreanos, que aquí sirven el
azúcar líquida (en lugar de polvo o granos), que a los millones de gatos de las
calles les cortan la cola y se ven horribles, que aquí absolutamente todos
fuman, que el concepto del tiempo aquí es diferente, las presaaas…. Que aquí cualquier
enfermedad se cura con masajes y descanso, miles de detalles que no nos dejan de sorprender. Y yo le estuve contando todo lo que he aprendido viviendo
con una familia musulmana… Definitivamente fuera de mi zona de confort y me encanta.
Encontrarse con un tico aquí es casi un milagro,
y poder compartir la experiencia con alguien que entiende perfectamente de que
se trata porque lo está viviendo también, es un chuzo. Además de que me hacía
demasiada falta hablar español.
Nos devolvimos a mi casa como a 10 por hora,
creo que el chofer todavía estaba asustado y quedamos en volver a vernos,
esperemos que si!
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