lunes, 29 de abril de 2013

Yogyakarta



Planes improvisados otra vez, siempre son los mejores. Por varias semanas había estado planeando ir a Yogyakarta, o Yogja, como le dicen aquí, pero por alguna razón lo estuve posponiendo y hasta pensé que no iba a poder ir del todo. Como a las 4 de la tarde del viernes, Dhanisa (mi host sister y ahora compañera de viajes) me propuso alistar las cosas e ir a la estación de tren para ver si quedaban tiquetes. Así que sin reservación ni plan definido, nos fuimos. Llegamos faltando 10 minutos para que se fuera el último tren del día y solo quedaba un campo. Le rogamos al vendedor que por favor se sacara un tiquete no se ni de donde y lo logramos. Después de un mes de estar aquí, ya aprendí que todo es así de flexible. Compramos literalmente los últimos dos asientos que quedaban.

El camino fue agotador. Nos tocaron los peores campos, sin aire acondicionado y sin poder reclinar el asiento. El tren no apaga las luces en todo el camino (son 8 horas de viaje de noche) y para cada media hora para montar vendedores ambulantes que pasan gritando ofreciendo snacks. Pero nada de quejas, es parte del paseo.

Llegamos a la estación a las cinco de la mañana y nos fuimos al Yogyakarta Backpackers, un hostal que nos habían recomendado. Nos cobraron en pésimo inglés/bahasa 6 dólares a cada una y nos fuimos a dormir.

Al día siguiente no paramos. Desayunamos (desde que llegué a Indonesia no había desayunado tan bien como ahí, y nos costó un dólar) y nos fuimos caminando al centro, que descubrimos que quedaba a cinco minutos.

Yogja es una ciudad en el centro de Java, conocida porque aquí se concentra la cultura javanés, está llena de arte, de música y de historia (cada isla en Indonesia tiene su propia cultura). Y es un sultanato. En el centro está el palacio del sultán, el Kraton, y el Castillo de Agua, que es básicamente la piscina y el centro de recreación de la familia real. Alrededor en la ciudad todavía quedan partes de murallas viejas y en la plaza del centro hay unos árboles que dicen que si uno pasa por debajo de ellos con los ojos vendados, se le cumplen los deseos.



Kraton. Aquí hacen las ceremonias oficiales.




Dhanisa, en el Castillo de Agua

En Malioboro, la calle principal, hay un mercado lleno de souvenirs, cosas de cuero y de batik, que es súper famoso en esta ciudad. Vimos como lo hacían y terminamos comprando un par.  Pasamos después por una mezquita subterránea que tenía un patio interno muy bonito. 





Como a las dos almorzamos rápido (me arriesgué otra vez a comer en la calle, esta vez por 60 centavos de dólar) y nos fuimos para Prambanan.



Es el templo Hindú más grande del mundo y es Patrimonio de la Humanidad. Fue construido hace más de mil años en honor a unos dioses, y fue abandonado y redescubierto siglos después. En las piedras está grabada la historia de Ramayana, un cuento sobre el secuestro y el rescate de una mujer.






Ahí pasamos la tarde y mientras descansamos, me llegaron a entrevistar un montón de chiquitos para sus cursos de inglés. Aprovecharon para tomarse fotos también… 

Nos quedamos hasta la noche ahí, porque a la par del templo ese día hubo un show de Ramayana Ballet. Son bailes acompañados por música solamente que cuentan la historia hindú, este duró como 2 horas. 



Bailarinas

Así acabo el día 1.


El domingo nos despertamos a las 3 y media de la mañana (fin de semana de pocas horas de sueño) para ir a Borobudur, el templo budista. En la sala del hostal había un gringo, George, que se estaba quedando gratis en el sillón, porque 3 días antes cuando llegó, no había campo y lo dejaron dormir ahí. El estaba esperando el mismo tour que nosotras.

Los hostales siempre son lugares buenos para conocer gente interesante, para mi las historias que traen los viajeros son las mejores. La cosa es que George estudió fotoperiodismo en California y después de trabajar por todos lados en Estados, decidió viajar por año y medio dándole la vuelta al mundo, empezando en Nueva Zelanda. Este es su sexto mes apenas.

Si quieren ver fotos increíbles de su viaje, pueden meterse aquí.

Salimos de yogja a las cuatro y nos llevaron a un pueblito en el medio de la nada. Aquí se nos unió más gente, varios turistas y una mujer que llevaba agua hirviendo en una olla. Nos hicieron caminar como 20 minutos cuesta arriba hasta llegar al pico de una montaña. El sol estaba a punto de salir. Abajo, entre la neblina, se podían ver las terrazas de arroz, el templo de Borobudur y en frente, Bromo, un volcán enorme que está activo.




Nos dieron un té y vimos salir el sol por detrás del volcán. Que comienzo de día.




Después de eso, nos fuimos para Borobudur. Escogimos el mismo día que 800 buses de turistas, la mayoría chiquitos de colegio que venían en excursión…





Los pañuelos que tenemos puestos los dan en la entrada del templo, 
todos los turistas tienen que usarlo




Este templo es impresionante. Me gustó más que el otro, aunque los dos asombran un montón. Borobudur es una sola estructura gigante. Tiene seis pisos cuadrados y después tres circulares y está lleno de estatuas de budas. También tiene más de mil años y es Patrimonio de la Humanidad.






Los budas están dentro de estas figuras




Fue un poco difícil disfrutar tranquilos del templo, porque teníamos siempre a alguien atrás pidiéndonos fotos. Dhanisa se desesperó de caminar conmigo y con George por esto y se fue a sentar arriba. Nosotros dimos vueltas y tratamos de evadir a los indonesios pero fue imposible. Cometimos el error de decirle que si a uno y no pararon de venir, hacían fila y cuando nos dimos cuenta estábamos rodeados de celulares, cámaras, chiquitos turnándose la foto y casi que todos haciendo la “pose asiática” (el signo de paz con la mano). Habían algunos demasiados emocionados que hasta gritaban de la emoción. Es muy extraño.



George y sus fans

Un par de horas después decidimos bajar a la entrada, y entre el tumulto y la gente diciendo “Ms. Foto foto”, Dhanisa se nos perdió y tuvimos que esperar hasta que el chofer la encontró. 

Volvimos casi a medio día al hostal y aprovechamos para dormir un par de horas. Después alistamos las cosas y nos fuimos a buscar un restaurante, Milas, porque una amiga mandó conmigo un encargo para la dueña.

Es un restaurante vegetariano que tiene una alemana en el puro centro de Yogja. El concepto del lugar es lindísimo y la comida muy buena (no dejo de impresionarme con los precios, yo pague $3 por mi parte). Hay un jardín en el centro y casitas alrededor con techo de paja donde están las mesas. Ella trabaja además con gente de la calle y con chiquitos, les enseña manualidades y a los chiquitos inglés, y tiene una tiendita ahí mismo donde venden lo que hacen en las clases, además de productos bio.



Almorzamos tarde y nos quedamos ahí hasta que fueron las cinco, y de vuelta para la estación de tren y para Jakarta. Esta vez con mejores asientos y aire acondicionado, pero el doble de cansadas. Hicimos y vimos tanto que nos pareció que estuvimos ahí más de lo que realmente fue.

Llegamos a las tres de la mañana de hoy, no tan listas para comenzar la semana, pero habiendo aprovechado todo el tiempo que tuvimos. 

jueves, 25 de abril de 2013

Ticas



Los miércoles son mis días libres y ayer aproveché para verme con Nicole, una tica que está aquí en Jakarta (que yo sepa solo somos cuatro en Indonesia). Se ofreció a pasar por mí y antes de llegar, me escribió que ella y el chofer chocaron (es común que la gente que tiene carro, tenga chofer), y estaba como en shock. Yo sabía que esto de fijo pasaba a cada rato porque las calles son una locura, pero cuando nos vimos me explicó lo que pasó y fue mucho peor de lo que pensaba…

Las motos andan como a 3 cm de los carros y es normal, pero esta se acercó demasiado a la llanta izquierda de adelante y los chocó. La moto salió para un lado y el señor se cayó en la autopista, y el carro (es un fortuner) le pasó por encima con las dos llantas del lado izquierdo. Dice Nicole que sintió donde el carro se levantó y ni tuvo tiempo de reaccionar, que solo vio que él quedó tirado y los carros que venían atrás tuvieron que pegar un frenazo para no volverlo a atropellar y el chofer en lugar de parar, aceleró y se dio a la fuga… Se atacó a llorar y cuando Nicole le pidió que llamara al 911, él solo respondió “police problems”…

Esto paso literalmente 5 minutos antes de recogerme.

Cuando llegamos al restaurante, él le pidió permiso a Nicole para ir a comer, cosa que nunca hace (me refiero a pedir permiso), y creemos que de fijo en lugar de comer, se fue a rezar. 

Fuimos a almorzar a un restaurante turco buenísimo y después nos fuimos al Skye Bar, una terraza en el piso 56 del Grand Indonesia (uno de los 7 mil malls que hay aquí). Está recomendado por todo lado para extranjeros como uno de los mejores bares/restaurantes de Jakarta porque la vista es increíble y el lugar es muy bonito, pero súper turístico.




Nos quedamos tomando sangrías hasta la noche (obviamente los tragos más caros que hay en la ciudad, la cuenta salió en 200,000 ruphias, que son como $20) y el tiempo se nos fue volando.



Estuvimos hablando de las cosas que nos parecen locas, como eso que pasó de camino a recogerme, como que cada vez que llueve todo se inunda y la gente saca hasta lanchas a la calle, como que no soporto todavía ver a la gente comer con las manos, como aquí los aviones se estrellan y a nadie le parece raro, palabras en bahasa que hemos aprendido, la obsesión de los asiáticos con los grupos de pop coreanos, que aquí sirven el azúcar líquida (en lugar de polvo o granos), que a los millones de gatos de las calles les cortan la cola y se ven horribles, que aquí absolutamente todos fuman, que el concepto del tiempo aquí es diferente, las presaaas…. Que aquí cualquier enfermedad se cura con masajes y descanso, miles de detalles que no nos dejan de sorprender. Y yo le estuve contando todo lo que he aprendido viviendo con una familia musulmana… Definitivamente fuera de mi zona de confort y me encanta. 

Encontrarse con un tico aquí es casi un milagro, y poder compartir la experiencia con alguien que entiende perfectamente de que se trata porque lo está viviendo también, es un chuzo. Además de que me hacía demasiada falta hablar español. 

Nos devolvimos a mi casa como a 10 por hora, creo que el chofer todavía estaba asustado y quedamos en volver a vernos, esperemos que si! 

domingo, 21 de abril de 2013

Puncak


Hoy fue un día especial. Dhanisa (ella es parte de la familia que me hospeda, es mi host sister) y yo decidimos ir a pasar el día a Puncak. Es una montaña en Bogor, una zona súper linda cerca de Jakarta. Está llena de plantaciones de té.



Los otros voluntarios de Aiesec fueron hace unas semanas y nosotras nos quedamos con las ganas… Fueron a volar en parapente.

Para los que conocen a mi familia, saben que eso significa más de lo que significa para cualquier persona, así que ni lo dude cuando me ofrecieron ir. 

(mientras tanto, mi papá nervioso…)

Madrugamos y llegamos tempranísimo. El día estaba perfecto, pero los pilotos nos comentaron que teníamos que esperar a que el viento cambiara de dirección. Nos fuimos a desayunar, noodles, obviamente. Y durante la espera varias personas se acercaron a tomarse fotos conmigo… No se cansan de los extranjeros...



Como a las diez comenzaron a alistar las cosas y en cuestión de segundos, el clima cambió y se nubló completamente, no se veía nada. Tuvimos que esperar más… Una hora después se despejó un poquito y aprovecharon para tirarnos a todos, fuimos como siete, yo de primera.






Les presento a Dhanisa, mi "hermana"



No me dio ni tiempo de pensarlo, solo me engancharon al piloto y me dijeron “corra hacia el vacío”. Fue un vuelo súper corto por el clima, pero por dicha logramos hacerlo. Estando arriba la sensación es como de estar flotando, y las plantaciones se ven increíbles. Creo que tengo que repetirlo cuando vuelva a Costa Rica.






Para el aterrizaje solo levante los pies y el piloto hizo lo demás. Dhanisa venía detrás de mí así que espere a que llegara y nos fuimos de vuelta al punto de salida, contentas!

viernes, 19 de abril de 2013

Semana 3


Estos días han pasado volando. Las chicas terminaron su voluntariado, Nicki se fue para Bali y Daniela de vuelta a Alemania. Pero no me quedé sola, el lunes Aiesec apareció con una nueva voluntaria.




(Me siento altísima con ella)


Les presento a Hannah, una filipina bastante tímida que planea trabajar las próximas 10 semanas con Hope. El primer día tenía cara de susto (de fijo yo tenía la misma cara cuando llegué) y mil preguntas para mi. Me sorprendí a mi misma cuando supe responderle todas las dudas y hasta aconsejarla sobre métodos de transporte.

Con respecto a los alumnos, he estado pensando como pueden aprender de una manera diferente, porque lo que han venido haciendo no funciona. Fallan en compresión de lectura, gramática y en la pronunciación... básicamente en todo. A veces hasta creo que no entienden lo que les digo. 

En el último “examen” que les hicimos, algunos sacaron 2 de 30 preguntas buenas… y otros hasta 28 de 30 (las mujeres son mejores que los hombres). Este es otro problema que tenemos y que aunque ya he dado la sugerencia mil veces, no dividen a los alumnos por niveles, están todos juntos. Los que saben se aburren de esperar a los demás, y los principiantes se pierden si enseñamos algo más complicado. 

Y cambiando un poco de tema, estuve bastante enferma estos días. Aparentemente el fin de semana nos intoxicamos con comida, algo mal cocinado o sucio (me da demasiado asco). Daniela estuvo igual. Yo sabía que en algún momento esto iba a pasar aquí y es parte de la experiencia, pero espero que no se repita. Lo único positivo que le vi a esto fue que perdí las 5 libras que subí desde que llegué gracias a la dieta de engorde en la que he estado!

lunes, 15 de abril de 2013

La gente del bosque


El miércoles pasado la gente de Aiesec y yo pospusimos un paseo y me quedé sin plan para fin de semana. Por dicha, aquí todo sale medio improvisado. Nicki y Daniela me invitaron a ir con ellas a Sumatra, así que compré el tiquete el mismo día y el viernes nos fuimos para allá.

Volamos a Medan, una ciudad en el norte de la isla. Ahí nuestro guía nos estaba esperando para llevarnos a Bukit Lawang, un pueblo a tres horas del aeropuerto, recomendado por mi Lonely Planet para ver orangutanes.

Thomas, nuestro guía, nos explicó que la palabra “orangután” está en bahasa, y la traducción literal es “la gente del bosque”. Son de la selva de Sumatra y de Borneo, están en peligro de extinción y en el mundo solo se pueden ver aquí.

De camino pasamos unos restaurantes que decían “BBQ B1/B2”  y nos explicó que B1 significa perro y B2 cerdo. Los musulmanes tiene prohibido comerlos, pero él es cristiano, así que come de vez en cuando… Ninguna de las tres supo como reaccionar y solo nos volvimos a ver con cara de asco y shock y creo que él se dio cuenta, porque agregó que solo se comen “los perros feos”….

Bukit Lawang es un pueblito pequeño a la orilla de un río. No se puede llegar hasta el final en carro, tuvimos que caminar y pasar por puentes colgantes para llegar a nuestro hotel, y el único sonido que hay es el del agua. Cambio enorme viniendo de Depok. Lo mejor de todo fueron los precios, en total por las tres, los tres días con hospedaje y todas las comidas pagamos $70.


El sábado a las 7 de la mañana salimos hacia la montaña con Thomas y Rainbow, otro guía. Ahí tienen un centro de rehabilitación de orangutanes, así que algunos aunque son libres y salvajes, están acostumbrados al contacto humano y son bastante amigables. Nos advirtieron que era posible no verlos del todo, todo es cuestión de suerte, y que nos preparamos para el calor, la lluvia y muchos mosquitos.

Tres horas después nos topamos con una, no me la esperaba tan grande. Tenía un bebé y otro hijo un poquito mayor. Pudimos darles de comer.


Después de eso nos topamos con Sandra, uno de los orangutanes que fue liberado ahí por el centro de rehabilitación. Ella sabe que los guías llevan frutas para ella en un bulto, así que apenas vio el mío, trató de quitármelo. Fue muy vacilón, ella jalaba para un lado y yo para el otro, hasta que Rainbow le ofreció una zanahoria y logramos recuperarlo.



Seguimos caminando y Thomas decidió ponerse creativo. Nos desvió del sendero turístico, porque según él, era muy fácil, y nos metió en la selva, literalmente. Llegó un punto donde estábamos escalando la montaña agarrados de las raíces de los árboles. Daniela se cayó y decidimos parar porque ya era demasiado.


Las chicas y Thomas, en nuestro merecido break


Ahí apareció otra orangután con un su bebé y también pudimos acercarnos, e inmediatamente después apareció Jackie con su hijo. Ella es famosa porque es extremadamente social, y según Thomas, no la veían hace como cuatro meses. Apenas nos vio, se bajó del árbol y camino con nosotros en el suelo pidiéndonos comida.







Jackie y familia 

Se quedó con nosotros un rato, jugó con unos palos y con su hijo, revolcándose en el suelo y después encontró un kleenex que algún turista irresponsable dejó botado. Se limpió las manos con él, la cara y el culo, y después lo botó.



Yo se que los orangutanes comparten casi todo nuestro ADN, pero verlo fue impresionante, en serio nos parecemos un montón. 

El tour terminó en la orilla del río, almorzamos ahí (Sumatra es famosa porque la comida es más picante que en el resto de Indonesia, casi me muero) y nos devolvimos en una “balsa” por el río. Ellos la usan todo el tiempo como transporte.


El fin de semana terminó bastante tranquilo y llegué de vuelta a mi casa el domingo a media noche, agotada pero contenta. Estos paseos son los que valen la pena. 

martes, 9 de abril de 2013

Hope



Para los que estaban preguntándose que hago aquí exactamente, por 6 semanas, soy voluntaria de Aiesec en Hope Indonesia, una ONG bastante grande que tiene varios tipos de programas de ayuda social. Supuestamente es de las ONGs más escogidas para intercambios.  Aquí les dejo la página de Hope por si quieren leer.

Básicamente, soy profesora. Doy clases de inglés a niños de escasos recursos 4 días por semana, en una de las tres escuelas que tiene Hope en Jakarta. La zona se llama Depok, está en las afueras de la ciudad en realidad y es bastante pobre, pero según lo que me han dicho no es de las peores.


Esta escuelita la maneja el profesor guía, Mr. G (yo tuve que preguntar si era así el nombre de verdad o si era una broma), y sus dos ayudantes. Ninguno habla muy bien inglés.. En total tienen alrededor de 80 chiquitos divididos por días y dependen completamente de la ayuda de Aiesec para conseguir voluntarios. Ahorita solo somos tres, Nicki y Daniela, son alemanas, y yo.



El primer día Mr. G me dio el libro con el que trabajan para que lo estudiara, pero me advirtió que a veces no lo usan porque algunos chiquitos ya lo terminaron y me preguntó así como si nada, si tenía alguna idea de que podíamos enseñarles ese día? Después me dijo fue que no fuera muy estricta para que los chiquitos disfrutaran. Ese fue el “entrenamiento” que me dieron. Ahora estoy viendo que en general todo funciona así, es algo cultural.

Daniela me explicó después que no existe un programa, que solo enseñan lo que se les ocurra ese día, y que ella estaba un poco frustrada porque los profesores les traducen todo a los chiquitos entonces ni siquiera se esfuerzan por aprender. Pensé que talvez era porque es una alemana tratando de imponer disciplina en un lugar como este, pero no, a los diez minutos pude ver de que estaba hablando.

Las clases son un poco caóticas. Casi no hay ventanas y hay dos abanicos que casi no funcionan (sigo de necia con el calor), los chiquitos se levantan a cada rato, no piden permiso para ir al baño (excepto por una chiquita que lo logró la semana pasada), hacer tarea es opcional, solo si ellos quieren, y tenemos un montón de vecinitos que entran a jugar a las clases mientras nosotras enseñamos. La semana pasada trajeron una cucaracha muerta como si fuera un juguete (aja) y hoy trajeron un gato recién nacido desnutrido que tuvimos que quitarles… El rescate del gato es cuento aparte, otro día lo escribo. 


Nicki les trajo rompecabezas de Alemania, creemos que nunca habían tenido uno antes



Los famosos vecinos 

Y la entrada y la salida al lugar son muy vacilonas. Entramos caminando porque los angkots no llegan hasta ahí y todo el camino hasta la escuela vamos escuchando que la gente grita cosas como “Helloo Mr. Nicki” o “I love you Mr. Nicki”… Mr. Nicki es famosa, yo creía que era porque es blanca, rubia y de ojos claros, pero ya esta semana escuché que gritaron Mari, así que creo que es con todos los extranjeros. Ya se dieron cuenta que hay otra voluntaria…  

miércoles, 3 de abril de 2013

Días de ajustes


Mi vida cotidiana cambió definitivamente, las cosas aquí son bastante diferentes y el choque cultural es enorme. Creo que este lugar no es para cualquiera, hay que mantener la mente abierta y tener paciencia.

Para empezar, me despierto con una alarma musulmana que suena en la calle varias veces al día para avisarle a la gente que tienen que rezar. Indonesia es el país donde hay más musulmanes en el mundo. Las mujeres andan bastante tapadas, algunas en burkas, y no entiendo como hacen para no ahogarse del calor con este clima.

Yo voy a tener que acostumbrarme a vivir derritiéndome. El verano está comenzando y estamos a más de 30 grados permanentemente, con muchísima humedad y nada de viento. Es parecido a ir a Limón, en jeans y a medio día. Mi camisa siempre está mojada, es asqueroso, me estoy teniendo que bañar 2 veces al día. Por dicha mi cuarto tiene aire acondicionado, es mi lugar favorito en la casa.

El transporte público es todo un tema y podría dedicarle un post entero solo a esto. Jakarta tiene como 9 millones de habitantes y dicen que en cada casa hay mínimo una moto, la mayoría tiene más. Las calles básicamente son un caos, manejan del otro lado y casi no hay aceras. En la calle van los carros, buses, las millones de motos, algunas son taxis y se llaman ojecs, otras motos con asiento atrás (parecidos a los tuk tuks de Tailandia), unas busetas pequeñas que funcionan como taxis (angkot, en bahasa), bicicletas, algunas taxis,  y la gente que camina y cruza la calle como si nada. Y siempre hay presas, en todo lado. Esto si es tercer mundo.

(Esta es solo una foto de google para que se den una idea, porque todavía no me atrevo a sacar el celular o la cámara en la calle, pero si, esto es Jakarta a cualquier hora)

Estoy apenas comenzando a aprender como funciona el sistema, por dicha mi host sister me está enseñando. El problema más grande que tengo es el idioma. Solamente se que tengo que decir “kiri”, que significa izquierda, para decirle al chofer que pare, y tengo que reconocer adonde estoy porque no hay paradas en realidad, solo paran cuando uno les dice, aunque sea en media calle. Y todavía no se decir la dirección de mi casa, la tengo apuntada.

La comida. El arroz es básico, lo comen de desayuno, almuerzo y cena, y comen todo frito y picante, hasta tienen una salsa de chile para las frutas. Con el cuento de “eso no pica”, nunca me había enchilado tanto en mi vida. Y encontrar un cuchillo es imposible, comen con cuchara y a veces tenedor y cuchara.
El primer día me dieron unas bolas de arroz un poco misteriosas con salsa de maní y unas “galletas” de arroz que sabían a pescado. No comí mucho. Por dicha ya fui al súper y compré cereal para poder desayunar algo más que arroz frito, y compré papel higiénico también. Aquí no se usa papel, sino que tienen una manguera o un balde con agua, y en algunos baños, el piso está mojado por esto. No es muy buena idea andar descalzo (en todo lado se dejan los zapatos en la entrada).

Además, me dicen “bule”, que significa extranjera, más que todo occidental. La gente en la calle me ve rarísimo y me explicaron que es porque no están acostumbrados. Algunos se acercan a saludar (es común que me digan Mr. porque no saben decir Ms.) y los chiquitos solo se ríen.  Todos los que se han dado cuenta que soy de Costa Rica me preguntan por las “telenovelas”, que son súper famosas aquí, y se las saben todas, Marimar y María la del barrio son las favoritas.
Y yo todavía me parezco un poquito a la gente aquí, por lo menos con la piel y el pelo oscuro. Cuando aparece alguien blanco y rubio es todo un espectáculo. Aparentemente les encanta la piel blanca, es el estereotipo de belleza que tienen y de hecho tienen un montón de cremas para blanquearse la piel.

El saludo es diferente también. Para saludar a los mayores hay que tocarse la frente con la mano de ellos, es señal de respeto. Mis alumnos me saludan así y me parece súper lindo.

Todo esto me parece como mentiras y siento que salí de mi casa hace años. Creo que es porque hay mucha información que procesar todavía, pero es cuestión de acostumbrarse. En realidad estoy bastante emocionada por todo lo que viene!