viernes, 31 de mayo de 2013

It’s more fun in the Philippines


Bueno, mi primera parada después de decirle adiós a Indonesia fue Filipinas. Vine a visitar a Jessica, y puedo decir que estas dos semanas acabaron conmigo, me dejaron exhausta. Aprendí a tomar café por necesidad. Fueron dos semanas de no parar, de buses, aviones, playas, montañas, fiestas, de no dormir, de planear todo y hacer todas las vueltas para lo que viene en junio.

Este es el país de los mensajes de texto, de las fiestas, del karaoke y de comer todo el día como entretenimiento. El lema de “It’s more fun in the Philippines” los describe perfecto, es mas o menos lo mismo que el pura vida con los ticos. Son muy especiales, están dispuestos a ayudar en lo que sea y siempre siempre están contentos. Hasta tienen una línea aérea que hace juegos durante el vuelo y los adultos participan como si fueran niños.

Los Filipinos hablan Tagalog e inglés. Eso me puso muy contenta cuando llegué. Y de vez en cuando salen palabras en español, porque como fueron colonizados por los españoles, algunas palabras se quedaron. Dicen las direcciones, días de la semana y la hora en español. Y no se si será una cosa de que fueron colonia española también, pero se parece un poco a Latinoamérica, son igual de desordenados y cualquier proceso o trámite es complicado. También les quedó la religión. Son muy conservadores y muy católicos, hay iglesias en todo lado y hay misas hasta en los malls.

Y me parece que es medio contradictorio con la cultura conservadora, pero hay ladyboys en todo lado. Son básicamente travestis (es común en Asia) pero me hace mucha gracia que no es que se ven de noche con el tema de la prostitución, lo cual existe, pero es que aquí simplemente son hombres haciendo su vida normal diurna en trabajos normales solo que maquillados y vestidos de mujeres. Por ejemplo, a mi uno me vendió una maleta en una tienda en un mall. Primera vez que me toca negociar con un travesti, que también se llama Jessica. Al principio pensé que nada más era una mujer demasiado fea. Fue Jessica (mi amiga no el ladyboy) la que me dijo “miralo bien”.

Manila es muy parecido a Jakarta, es una ciudad enorme, hay mucha pobreza (no hay clase media), hace mucho calor y las presas son fatales pero con menos motos. Jessica vive en Makati, es la zona bonita de Manila. Hay edificios altísimos, están todas las oficinas de las multinacionales, muchos hoteles, muchos restaurantes internacionales y hasta hay zonas verdes, muy limpio, a diferencia del resto. Todos los extranjeros viven aquí…

Y hay que salir de Manila para ver lo bonito, igual que en Indonesia. Estuvimos en dos playas diferentes, Boracay y Coron. 

Boracay quedó el año pasado como la mejor isla del mundo según Travel + Leisure. Creo que la playa es increíble, pero se ha vuelto tan turística que el pueblito no se ve tan limpio. La sensación que me dio es como de tumulto, muy lleno de gente, tienditas, cables de electricidad, de tricycles (motos con un asiento a la par que funcionan de taxis) y gente ofreciendo paquetes turísticos. La fiesta no para, es parecido a Bali.

Es una isla bastante pequeña y está dividida en 3 estaciones, 1 la más cara (aquí están todos los hoteles tipo Shangri La) y 3 es la más barata, donde hay hosteles de $10 la noche. Hay una playa en el norte que se llama Puka que es espectacular, y casi no hay gente. Aquí vi los mejores atardeceres de mi vida.











Coron. Bueno, creo que es de los lugares más chuzos en los que he estado. Nos sentíamos como en una foto de publicidad, photoshopeada. Son unas islas hechas de piedra caliza y lo que se forma entre ellas son unos “lagos”, o por lo menos así les dicen… Es fácil de los lugares más románticos que he visto también, de hecho es un destino turístico para lunas de miel. 








Nosotras lo que hicimos fue un tour de island hopping para snorkelear, pero eso se acabó cuando encontramos un montón de jellyfish, todos de vuelta al barco.






Compañeras de viaje 









Tuvimos 2 días lindísimos de sol y el último día llovió como si se fuera a caer el cielo. La época de tifones aparentemente está comenzando…

Fuimos al norte de Filipinas también, tomamos un bus nocturno que duró 10 horas hasta llegar a Banaue. Es un pueblito que tiene las terrazas de arroz más grandes del mundo, tienen alrededor de 2000 años y la vista es impresionante.




De Banaue (sin haber dormido) agarramos un jeepney, un camioncito que usan en todo el país como transporte público, como 45 minutos en calles de tierra en la montaña y nos dejaron en un punto donde ya los carros no pueden pasar. De ahí bajamos 412 gradas (literalmente) y caminamos como 1 hora en la montaña hasta llegar a Batad.  Es otro pueblito, con muy poca gente, donde también cultivan arroz y tiene de las mejores vistas de terrazas en el mundo.




transporte



Batad

Es tan tradicional que solo tiene electricidad varias horas al día, traen el agua de Banaue, y todavía duermen en chozas con fogatas. Nos quedamos en un home stay, el dueño se llama Ramón y es súper famoso. Todo el mundo en Banaue y en Batad lo conoce (creo que es el único lugar de hospedaje en Batad) y tiene a todos los sobrinos manejando el lugar, son como mil.







La cajera de la única tiendita, 7 años.




En la puerta de la casa

Ese fin de semana caminamos tanto entre las terrazas y en la montaña que estuvimos inmóviles como 3 días enteros después, del dolor de piernas. Estuvo lloviendo un poco y habían muchas, pero muchas, graditas de piedra resbalozas. El regreso al final estuvo duro. Preferimos caminar 3km más cuesta arriba que subir las 412 gradas.



Me llevo una muy buena impresión de este país, creo que me faltaron como otras 2 semanas para poder ver lo más importante, pero voy a mil por hora y creo que por donde sea que pase voy a querer más tiempo.

Ahora sigue Vietnam….

jueves, 16 de mayo de 2013

Familia


Estoy llegando al final de la primera parte de mi viaje y quiero presentarles a mi host family. Ellos me hospedaron durante todo mi intercambio. Me recibieron muy contentos y literalmente se convirtieron en mi familia durante estos dos meses. Y ahora que mi programa se está acabando, ando con sentimientos encontrados, les tengo mucho cariño y se que me van a hacer falta cuando me vaya. 



Familia casi completa, falta Dhanisa

Es una casa llena de gente y todos muy ocupados. Ellos son Huda y Lifa, y sus hijos Bradra, Dhanisa y Rana. No es común que las personas en Indonesia, con excepción de algunos en Sumatra, tengan apellidos,  lo que tienen son varios nombres y se les llama por uno nada más.

Huda es abogado y Lifa dice que su profesión es administradora de la casa (muy cierto). Ella es muy vacilona, siempre está contenta y se ríe por todo. Le gusta hablar conmigo porque dice que así practica inglés, pero en realidad nuestras conversaciones son medio bahasa medio inglés medio mímica, y funciona! He comprobado que hay muchas formas de comunicación efectiva además del idioma y que solo necesito alrededor de 10 palabras en bahasa para sobrevivir.

A ella le agradezco montones que me hubiera cuidado cuando me enfermé. No hay nada peor que estar enfermo lejos de la casa, y por dicha Lifa me cuidó como una hija más. Me compró medicinas y paso haciéndome jugos de frutas para subirme las defensas.

Mis “hermanos” también se ganaron un 100. Son muy serviciales, me incluyen en todos sus planes y les gusta enseñarme cosas nuevas… comida, lugares, y cosas que les gusta hacer. Las conversaciones siempre son interesantes, me han preguntado mucho de Costa Rica. Y bueno, ya han escuchado de Dhanisa en posts anteriores, ella trabaja para Aiesec y fue la que ofreció su casa para mi. Nos hicimos muy amigas.





Creo que vivir con una familia indonesia y no como turista fue de las mejores cosas que me pasó. Aprendí un montón sobre sus costumbres, comenzando con la religión, que es de las cosas más fuertes que influencian a la sociedad en este país.

Ellos son musulmanes, entonces les toca rezar 5 veces al día y las mujeres usan el velo cuando salen de la casa. La única que no lo usa es Dhanisa porque dice que le da calor, y eso está bien también, porque en realidad es una decisión personal (pero creo que esta familia es más liberal que otras). He visto que cuando Lifa lee el Corán, se viste de blanco y los viernes Rana vuelve temprano del colegio porque son días especiales para que los hombres recen, las mujeres no.

He tenido cuidado también con la manera de vestir, de hecho Huda me comentó un día que hasta mi chofer de ojec (de moto, y si, ando en moto) les dijo que le gustaba mi manera de vestir porque era muy respetuosa.

Con el tema de las fiestas, obviamente no toman, hasta hay familias que le prohíben a los hijos salir y tiene horas de llegada muy temprano, pero este no es el caso de nosotros. Considero que son bastante liberales, o que están acostumbrados a los extranjeros, pero de todas formas he seguido sus reglas por respeto. Además, por dicha Dhanisa siempre se apunta a salir conmigo, y ella tiene las llaves.

He escuchado de otros voluntarios que sus familias los dejan afuera si llegan tarde y tienen que escalar el portón para entrar a la casa.

Después, no estoy completamente segura pero creo que el diseño de su casa también tiene que ver con la religión. Son dos casas conectadas por el medio, ellos dicen que para hacerla más grande, pero en una casa viven las mujeres y en otra los hombres. Eso si, comparten en la misma sala y cocina.

La cocina es otro tema. Siempre hay comida en la mesa, para que el que quiera comer cuando sea, lo pueda hacer, pero eso quiere decir que casi no usan la nevera. Al menos para las cosas que ya están cocinadas. Y en la cocina se pueden encontrar cosas como 50 kilos de arroz en bolsa y muchos, muchos chiles (esperen el post de comida).

Otro miembro importante de la familia es María, la muchacha que los ayuda. Tengo una teoría de que su nombre viene de las novelas mexicanas, pero ella no sabe de donde es. Está aquí los siete días de la semana y es indispensable. Desde el principio que le dije que no como picante, el chile lo pone a la par y no en la comida (mis accidentes con comida picante han sido afuera de la casa). Y es la que me ayuda siempre a conseguir ojecs.

Solo hubo un día que se llevó el control del aire acondicionado y se hizo la que no sabía, que casi me muero. Pero bueno, ella también ha sido súper amable conmigo. Y por suerte habla un poco de inglés, que es raro para cualquier persona Indonesia, porque cuando digo que nadie habla inglés, es en serio que nadie lo habla, ni una palabra.

Y el último miembro de la familia es Molly, la gata más gorda que he visto y la única que conozco que come chile. Aquí abundan los gatos, y alguien me explicó que en Indonesia, con excepción de Bali, no hay perros porque la gente cree que tienen espíritus malos y que reparten muchas enfermedades. Los matan. Y bueno, vimos que en Sumatra se los comen…





Despedirme de ellos y de toda la gente que he conocido aquí en realidad, ha sido difícil. Así que mejor quedamos en que nos vamos a volver a ver, aquí o en algún otro lugar en el mundo, hacemos una reunión o algo así. 

viernes, 10 de mayo de 2013

8 días en Bali


Me enamoré de este lugar. Suena muy cliché, pero es que todo lo que había escuchado de la isla y de su “magia” es cierto.  Esta lleno de terrazas de arroz de camino a Ubud, tiene selvas y playas increíbles, aunque Costa Rica no se queda atrás con esto, miles de templos, ofrendas de flores en cada puerta, vistas desde acantilados de mucha gente surfeando, ofrecen masajes y yoga en cada esquina, está lleno de mercaditos locales,  mariscos buenísimos, monos ladrones, bailes típicos y mucha gente contenta y amable.

Para empezar, creo que parte importante de los viajes es la gente con la que lo compartimos y no solamente el lugar. Esta parte del paseo creo que fue de las más lindas para mí. En total éramos 9, asiáticos, europeos y latinos, y no todos nos conocíamos. Simplemente nos juntamos amigos de Aiesec y amigos de amigos y se armó el grupo.

Una parte del grupo

Fue súper interesante la mezcla de gente y culturas, porque en cualquier conversación, por más simple que fuera, cada opinión venía de un contexto diferente y de culturas completamente opuestas. Las discusiones eran mucho más completas y creo que todos lo sentimos. Fue muy claro que los latinos pensamos más con el corazón, somos más dramáticos y decimos lo que pensamos, más improvisados. Y fue muy bonito ver también que aunque somos tan diferentes, tenemos cosas en común. Al final, todos coincidimos aquí y somos parte de Aiesec por la misma razón.

Pero bueno, de vuelta al lugar. Estuvimos más que todo en el sur de la isla. Nos quedamos en Legian y en Kuta, que son lugares famosos por el ambiente de fiesta (teníamos a un cumpleañero en el grupo que creo que tuvo el mejor cumpleaños de la vida).

Se me pareció un poco a Tamarindo o Flamingo o lugares así, con muchos hoteles, restaurantes, bares de todo tamaño, fiestas, drogas (ofrecen hongos cada 5 metros, hay hasta servicio Express). Está lleno de gringos y australianos, muchos australianos, ardidos por el sol y borrachos. En realidad yo no me hubiera hospedado aquí, pero la mayoría gana. 

Fuimos también a Seminyak, una zona cerca de Kuta, parecida porque está llena de restaurantes y tienditas pero es un poco más elegante y hay menos gente.


Atardecer en Seminyak


Todavía más al sur está Bukit Peninsula, Bukit significa montaña. Esta parte de Bali tiene las mejores playas,  arena blanca y el color del agua impresionante, y está llena de gente surfeando.






Y mi lugar favorito. Ubud. Estuvimos ahí solo dos días, que se me fueron volando y quede con todas las ganas de volver. Queda en el centro de Bali y el paisaje definitivamente es diferente al sur. De camino lo que se ven son campos de arroz y la arquitectura de los pueblos va cambiando conforme uno se acerca a la ciudad, cada vez más y más templos. De hecho, toda la arquitectura de la isla trasciende lo visual y tiene un significado religioso (son 95% hindúes y no musulmanes como el resto del país).







Esta es la entrada a cualquier casa

Aquí se puede apreciar realmente la cultura, es mucho más tranquilo y hay otro tipo de turista, más viejos y más que todo europeos. Si alguna vez planean venir, les recomiendo pasar varios días aquí. Yo me quedé corta. 

Caminamos por la ciudad y fuimos al Bosque de los monos, que es un bosque con tres templos hindúes abandonados, habitados en realidad solamente por monos que ya están acostumbrados a los turistas. Me encontré con uno que trató de quitarme la cartera.







También pasamos por el Palacio Real, aprovechamos para probar la comida tradicional, cerdo y pato (me enchile por vez número 1000 porque me siguen insistiendo que “no es picante”), e hicimos una tarde para mujeres.  Fuimos a comprar al mercado local (el regateo es muy importante, las cosas se venden casi por el 20% del precio inicial) y después nos hicimos el mejor masaje que nos han hecho. No se si era porque estábamos agotadas porque dormimos entre 3 y 5 horas cada día durante los 8 días, o simplemente son así de buenos, pero todas nos quedamos dormidas al final…


Entrada al Palacio Real



Plato típico: Cerdo, vegetales, arroz y morcilla (eso no me lo comí)










Mercadito 

Un “must” aquí son las visitas a los templos. Hablando en serio, deben haber más de un millón. Nosotros visitamos algunos de los más importantes y los que nos quedaban cerca o de camino al siguiente lugar. Los templos se llaman “pura”, así que todos comienzan con esta palabra.

Pura Tirta Empul fue de los que más me gustó. Queda cerca de Ubud, es una naciente de agua sagrada. Los hindúes creen que esta agua tiene poderes mágicos. Lo que hacen es hacerle ofrendas a los dioses (he aprendido mucho de la religión… tienen una trinidad que adoran, Brahma, Shiva y Vishnu) dejándoles flores e incienso en el templo y bañándose en esta agua para la buena suerte. En realidad dejan estas ofrendas en todas las entradas en cualquier lugar en Bali, es lindísimo.









Otro templo muy conocido es Ulu Watu, queda en un acantilado en el sur de la isla, y es uno de los mejores lugares para ver bailes típicos porque lo hacen en el atardecer y la vista de los bailes, el templo, y el acantilado, es impresionante.





Los bailes son otro tema. Hay varios tipos y todos cuentan una historia diferente. Nosotros vimos kecak, que cuenta la historia de Ramayana (ya había visto esta historia en Yogja pero con otro tipo de baile). Kecak es diferente a los demás tipos porque no hay música, sino que tienen un coro de 70 hombres “cantando”, que es más como haciendo un sonido de “Chak” que cantando. 




Además de todo esto que vimos, decidimos ir a unas islas muy cerca de Bali, las Gilis, por recomendación de todos los aiesecrs e indonesios que conocemos. Son tres islas pequeñitas, Gili Trawangan, Gili Meno y Gili Air, mucho más rústicas que Bali, con playas más bonitas y con menos gente.

Según nosotros, si salíamos a las 6 de la mañana podíamos llegar ahí a las 9 y devolvernos en el ferry de las cinco. La cosa es que salimos a las 6 y llegamos a las 11 y media… La hora indonesia es como la hora tica… Así que decidimos quedarnos a dormir (no llevábamos más que la cartera y la ropa que teníamos puesta) para aprovechar todo el día y el día siguiente. Fuimos a hacer snorkel y a nadar con tortugas, el guía no supo decirnos que tipo eran, solo vimos comparándolo con nuestro cuerpo, que eran enormes. Y comentando al final del viaje, casi que todos opinamos que aunque todo fue impactante, este fue el mejor momento del paseo.




Y eso fue Bali para mí. Fueron 8 días muy intensos, mucha playa y sol (mi cámara sufrió un accidente con arena, todavía no se que va a pasar…), muchos templos, con mucha información que procesar, muchas nuevas amistades y experiencias que espero que no se me olviden nunca.