sábado, 6 de julio de 2013

Más cosas de mi bucket list

Me despedí de Andrea en Vientianne y volé a Siem Reap, en Camboya. Dejamos pendiente su viaje a Costa Rica. Dos días después me topé con Jess y con un amigo colombiano de ella que también vive en Manila. Mientras ellos llegaban, yo aproveché que estuvo lloviendo para dormir en una cama gigante y descansar, han sido semanas muy intensas.

Uno de esos días salí por una cerveza con unos chicos del hostel y el ride de vuelta fue una de esas cosas típicas que solo se ven en Asia, ya ni me impresionó, solo me hizo mucha gracia y creo que me van a hacer falta estas locuras cuando vuelva a Costa Rica.

Los tuk tuks en Camboya son carrozas tipo cenicienta pegadas a una moto y tuvimos la mala suerte de montarnos en una que no funcionaba muy bien, sonaba como que le hacía falta aceite a una rueda. De camino medio que derrapó y el chofer paró, nos bajó y trató de arreglarla, pero simplemente no daba vuelta. Decidió despegar la carroza de la moto y llevarnos en su moto. Hubiera estado bien si no hubiera sido por la estructura que tiene pegada al asiento (donde se pega la carroza). Fue el ride más incómodo y random de la vida, el chofer, yo, la estructura y un gringo, en una vespa a las 2 de la mañana. Cosas de todos los días aquí...

Siem Reap es famosa por el complejo de templos que tiene, fue el centro del imperio Khmer, entre el siglo 9 y 14, son hindúes y budistas. Lo que dice la Unesco es que este lugar tiene no solo importancia artística y religiosa, sino que ejemplifica el orden social que había dentro del imperio.

Tuvimos que escoger cuales ver porque el lugar es enorme, son como 400km y lo bonito es que está metido en la selva, rodeado de árboles.  Todos son inmensos, es impresionante estar ahí y pensar como los construyeron, piedra por piedra. Vimos Bayon, Ta Prohm, otros más pequeños dentro del complejo de Angkor Thom y por supuesto, Angkor Wat.


Bayon






Ta Prohm



Este es el templo donde se grabó Tomb Raider. 
Los árboles están destruyendo el lugar, 
algunas partes están cerradas porque lo están tratando de salvar.


Ver el amanecer en Angkor Wat es un must, de hecho era una de las cosas que tenía pendiente en mi Bucket list (he tachado muchas cosas de mi lista en este viaje, creo que nunca había estado tan contenta).

La cosa es que reservamos un tuk tuk para que nos llevara a las cinco y media de la mañana y el tuk tuk nunca apareció, así que mientas conseguíamos otro, se nos pasó la hora. Llegamos cuando el sol estaba terminando de salir, pero estuvo mucho mejor así. La gente que ve el amanecer se va después de que sale el sol, y la gente que llega para hacer el tour del templo llega después, así que hay una ventana de 2 horas donde el templo está abierto y vacío, sin turistas. Perfecto.

Lo pudimos ver sin el tumulto de gente y sin el escándalo que normalmente hay.



Siem Reap como ciudad o pueblo me gustó mucho también. Nos pareció tan barato como Vietnam (cerveza por 25 centavos de dólar), la gente muy amable, la comida buenísima, todos hablan inglés, no hay caos vial y es lo suficientemente pequeña como para poder caminarla.

La vida nocturna está concentrada en una sola calle, Pub Street, donde hay mercado nocturno, comida local y foot spas en la calle (de esos peces que se comen la piel de los pies), y muchos barcitos que ponen música latina. La primera vez que escuchamos Danza Kuduro en un bar que se llama Angkor What? tuvimos que pedir shots de tequila.



Por ahí dejé escrito un mensajito de “Costa Rica pura vida”.


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